1859 Kioea

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Que la actividad humana deja huellas profundas en los ecosistemas es un hecho incuestionable. Pero si, además, la actividad se concentra en una extensión muy reducida, el impacto se acelera y multiplica generando importantes consecuencias para la conservación de la biodiversidad autóctona. No es de extrañar que las pérdidas que ha sufrido Hawái en cuanto a su avifauna endémica le sitúen como uno de los puntos negros de extinción de especies y subespecies a nivel mundial. Entre ellas está el kioea, un animal de generoso tamaño perteneciente a la familia de las aves cantoras nectarívoras de Hawái y del que apenas se tienen referencias, ni siquiera la cultura lugareña parece mencionarlo; puede, incluso, que ya fuera una especie ‘rara’ antes de que la isla entrara en contacto con los europeos.

La expedición estadounidense realizada de 1838 a 1842 supuso el primer encuentro con estos animales; poco después, en 1859, se capturaba al último ejemplar conocido.

Históricamente sólo se reconoce la Gran Isla de Hawái como su hábitat natural, aunque registros fósiles también lo emplazan en Oahu y Maiu, pareciendo tener preferencia por la alta meseta, entre las montañas y el límite del bosque. Resulta difícil determinar los factores que contribuyeron a su extinción debido a la falta de datos, no obstante, algunas fuentes señalan la deforestación del hábitat, los depredadores importados y la rápida propagación de la malaria aviar como posibles causas.

Las similitudes en comportamiento y no pocos detalles morfológicos llevaron a pensar, hasta hace unos años, que tanto el kioea como las aves pertenecientes al género Moho tenían relación directa con la familia Meliphagidae. Estudios filogenéticos realizados en 2008 demostraron que los géneros ya extintos Moho y Chaetoptila eran más cercanos a los capulineros y se propuso una nueva familia denominada Mohoidae. Lamentablemente, Mohoidae también representa la única familia que se ha extinguido completamente en tiempos modernos, eso implica la desaparición de cinco especies que, junto al kioea, son: Moho apicalis, Moho bishopi, Moho braccatus y Moho nobilis.

Grande, bello, activo y de movimientos elegantes. Con cerca de 33 cm de longitud, uno de los distintivos del kioea frente al resto de mieleros era la amplia franja negra que recorría su rostro. El pico largo y ligeramente curvado era una herramienta perfecta para acceder al néctar de las flores que constituía su fuente de alimento. El término hawaiano kioea significa literalmente «ponte de pie».