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2018 Puma del este de Norteamérica
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Nombre científico: Puma concolor couguar. Sinónimo: Felis concolor couguar.
Reino: Animalia. Filo: Chordata. Clase: Mammalia. Orden: Carnivora. Familia: Felidae.
El 22 de enero de 2018, muchos medios especializados anunciaban en titulares la extinción del puma del este de Norteamérica que, a efectos, significaba su retirada oficial de la Ley de Especies en Peligro de Extinción, perdiendo así su condición de protegido. El puma oriental fue uno de los primeros animales incluidos en esta lista en la que venía figurando desde hacía más de 40 años. Pero la noticia, aparte de llegar tarde, resultaba un tanto artificiosa. La revisión del estado del puma del este ya se había iniciado en 2011, en ese momento fue considerado extinto extraoficialmente por el Servicio de Pesca y Vida Silvestre (FWS) de los Estados Unidos, y años después, en 2015, se proponía su eliminación definitiva de la lista de Especies en Peligro al reconocerse la inexistencia de poblaciones viables dentro de su área… Pero lo cierto es que el puma del este llevaba, al menos, 80 años completamente ausente de la costa oriental, por lo que su desaparición efectiva se había producido mucho tiempo atrás. De hecho, el último registro verificado se sitúa en el año 1938, seguramente un puma que fue abatido por cazadores en Maine. El avistamiento anterior a este registro había sucedido seis años antes en New Brunswick, Canadá. La agencia FWS afirmaba estar «corrigiendo una anomalía persistente que enumeraba la especie, a pesar de que probablemente se había extinguido muchas décadas antes de que se promulgara la Ley de Especies en Peligro de Extinción».
En realidad, aquella noticia era solo el desenlace de un proceso prolongado, se trataba más bien de la conclusión que había alcanzado la FWS tras completar la revisión de los datos disponibles y la recogida de comentarios públicos sobre el puma oriental y que, finalmente, resolvía que el felino se encontraba extinto. La conclusión se apoyaba, entre otras razones, en la falta de evidencias de que los pumas que se avistaban ocasionalmente en la parte oriental se correspondieran con esta subespecie.
Si bien las poblaciones de pumas en la zona oriental han disminuido hasta el punto de no existir, algunas autoridades consideran que sería más preciso afirmar que solo una determinada población de las especies de pumas norteamericanas en general ha desaparecido. Incluso hay científicos que sostienen que su eliminación de la lista debiera ser por un error taxonómico. Las opiniones enfrentadas de si verdaderamente el puma del este representa en sí una subespecie o no, hoy siguen conviviendo. Lo cierto es que en las últimas ocho décadas no se ha visto ni uno solo de los llamados pumas del este.
Puma (cougar); pantera (panther); león de montaña (mountain lion); catamount; painter… son nombres intercambiables que no describen subespecies separadas. Dicho de otro modo, todas estas denominaciones se refieren, en realidad, a la misma especie: Puma concolor. Los avances en las pruebas genéticas han demostrado que estos grandes felinos estadounidenses con nombres variados son genéticamente iguales.
Por lo general, a los pumas se les considera animales muy crípticos. A menudo viajan en solitario y frecuentemente por la noche. Son difíciles de rastrear, por lo que cuando alguien se encuentra con uno de ellos en la naturaleza, suele ser por azar.
El puma del este tenía una cabeza un poco más pequeña que su vecino del oeste. Medía entre 1,8 y 2,4 metros de largo y su peso oscilaba entre 48 y 63 kilos, aproximadamente.
Pumas y panteras alguna vez fueron los mamíferos terrestres más ampliamente distribuidos en el hemisferio occidental, sin embargo ya han sido expulsados de dos tercios de las tierras que alguna vez ocuparon.
Puma del este o puma oriental (Puma concolor couguar), se refiere a la población extinta o extirpada de pumas que una vez vivió en el noreste de Norteamérica y que abundaba en este rango antes del siglo XIX. Es decir, se le reconoce como el que, una vez, fuera nativo de Nueva Inglaterra, región localizada en el noreste de Estados Unidos y cuyo nombre deriva del lugar geográfico donde se alojaron los primeros colonos británicos llegados a Norteamérica. Comprende seis estados: Maine, Nuevo Hampshire, Vermont, Massachusetts, Rhode Island y Connecticut. Nueva Inglaterra está bordeada por el océano Atlántico, Canadá, y el Estado de Nueva York. El gran felino solía deambular por los bosques, montañas y pastizales en todos los estados al este del Mississippi, desde Canadá hasta Carolina del Sur.
Perseguidos, capturados, envenenados y cazados, los pumas orientales desaparecieron después de décadas de cacería excesiva abierta en múltiples frentes. En gran medida la eliminación del puma oriental comenzó en el siglo XIX, tras la llegada de los colonos europeos. Muchos estados ofrecieron recompensas para alentar las batidas de pumas. Mientras unos fueron capturados por su piel, otros fueron ejecutados para evitar que interfiriesen con el ganado. Con alta frecuencia, los grandes depredadores se ven como amenazas potenciales y acaban siendo eliminados de forma activa.
A esto se suma la pérdida de hábitat causada por la deforestación del área que también afectó a una de sus presas principales, el ciervo de cola blanca (Odocoileus virginianus) que, a su vez, fue cazado hasta casi su total erradicación en el este norteamericano a finales del siglo XIX, de manera que los pocos pumas que sobrevivieron hubieran contado con una fuente de alimento muy escasa para poder mantenerse.
Han transcurrido más de 80 años desde que los cazadores dieran muerte en Maine a aquel puma considerado el último registro veraz del puma oriental. Sin embargo, desde la década de 1960 se viene reportado un elevado número de posibles avistamientos, por lo que muchos continúan creyendo en la supervivencia de la subespecie. La agencia FWS reconoce la presencia esporádica de pumas en el este de Norteamérica, pero considera que se trata de nómadas que han escapado del cautiverio: zoológicos, colecciones privadas o ranchos de cría occidentales. La agencia afirma que es «altamente improbable» que desde 1938 no se hubiera detectado en el noreste alguna población reproductora sostenible de estos grandes felinos. Tampoco se descarta la posibilidad de que estos avistamientos representen, en realidad, encuentros con otras especies.
La presencia de pumas en estado salvaje en el este de América del Norte, sea cual fuere su taxonomía u origen, sigue siendo controvertida. Grupos privados de casi todos los estados se encargan, desde la década de 1970, de investigar y recopilar los registros de avistamientos de pumas. Según algunas fuentes, muchos están convencidos de la existencia de poblaciones reproductoras en toda la región creyendo, incluso, que los gobiernos estatales y federales llevaron a cabo acuerdos secretos para ocultar información o reintroducir pumas de forma clandestina.
Puede que aquella noticia de extinción de 2018 acabara eclipsando otro acontecimiento interesante y más alentador que no recibió la atención merecida. Parece seguro que las poblaciones de pumas occidentales están expandiendo su rango hacia el este y repoblando áreas donde una vez fueron exterminados. Es decir, aunque no pertenezcan a la subespecie oriental, probablemente existe un grupo de Puma concolor en el noreste norteamericano en este momento.
Desde aproximadamente 1990, los investigadores han estado rastreando pequeños grupos de poblaciones de pumas al este de su rango actual establecido, que termina en las Montañas Rocosas. Algunas de esas nuevas poblaciones han crecido lo suficiente como para que los machos jóvenes comiencen a dispersarse hacia otras zonas mucho más alejadas. Se cree que esta expansión dará como resultado una población estable de pumas en el Medio Oeste en las próximas décadas. Se sabe que los pumas macho recorren largas distancias en busca de territorio o nuevos compañeros. Muchos expertos consideran que los bosques de Maine y otras localidades de Nueva Inglaterra tienen un gran potencial como posibles lugares para la repoblación del puma a medida que la especie continúa su expansión oriental. Parece además que, en términos biológicos, no sería difícil su adaptación al nuevo territorio. «Todavía hay esperanza de que este animal pueda progresar y recuperar parte de su hábitat histórico», asiente uno de los biólogos de la FWS.
Por otro lado, la declaración oficial de la extinción del puma del este podría, paradójicamente, traer algo bueno. Significa que los estados a los que se ha impedido durante décadas reintroducir animales de la población occidental ahora deberían poder hacerlo y daría paso al debate sobre cómo deben gestionarse las protecciones de pumas en la región de cara al futuro. Algunos ya han manifestado su apoyo para la reintroducción intencional de la especie.
PRÓXIMAMENTE: el Puma del este de Norteamérica en imágenes
Pronto podrás visitar nuestra galería histórica para acercarte un poco más a la fauna perdida de los últimos tiempos a través de una recopilación de material documentado compuesto por ilustraciones y fotografías de diferentes épocas.
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