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Hacia 1865, León del Cabo

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Imagen: Artimalia | Dibujo: Amaya Oyón | ©All rights reserved

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Nombre científico: Panthera leo melanochaitus (?)
Reino: Animalia. Filo: Chordata. Clase: Mammalia. Orden: Carnivora. Familia: Felidae.

Introducción

El conocido como león del Cabo o león de melena negra, fue una población de leones que probablemente habitaba la parte oeste de la provincia del Cabo de Sudáfrica hasta su exterminación por el humano a mediados del siglo XIX. Desapareció rápidamente al entrar en contacto con los colonos europeos, los holandeses y, especialmente, los ingleses, fueron los responsables directos de su aniquilación. Los cazaban de forma indiscriminada por deporte y en represalia por sus ataques al ganado. También contribuyó la creación de asentamientos que redujo drásticamente la disponibilidad de presas para los leones, bien porque también las cazaban o bien porque las desplazaban al construir las ciudades.

Vaivén taxonómico

El león (Panthera leo), fue primero descrito en 1758 por Linneo, bajo el nombre de Felis leo. Posteriormente, en 1930, Pocock lo clasificaba dentro del género Panthera. A pesar de que la clasificación del león moderno como Panthera leo se aceptó en la comunidad científica, había una falta de consenso respecto a la taxonomía intraespecífica del león.

Basada en su morfología, la referencia taxonómica más extendida es de ocho subespecies, de las cuales seis ya están extintas. Esta clasificación, provista por Hemmer en 1974, está reconocida por la ITIS (Sistemas de Información Taxonómica Integrados).

En 1987, O’Brien reportó los primeros resultados de estudios genéticos dirigidos que se basaban en muestras de leones procedentes de varias regiones. De estos resultados se dedujo que los leones de Asia son diferentes de los de África, sosteniendo la clasificación: Panthera leo persica para los leones asiáticos y Panthera leo leo para los africanos. Al menos hasta los estudios más recientes*, la mayoría de las autoridades taxonómicas reconocía esta división en dos únicas subespecies, entre ellas la UICN y gran parte de las organizaciones internacionales y cuerpos de gobierno. Como resultado de esta aceptación, las posibles medidas de conservación de los leones también se plantearían de acuerdo a esta división, poniendo de relieve un obstáculo crucial en la conservación del león africano en la actualidad, dado que las subespecies son, frecuentemente, las unidades de protección legislativa de grandes felinos. En otras palabras: estar ordenado bajo una única subespecie y con un nombre tan genérico –a todos se les llama León Africano–, hace que la extinción de leones en una determinada zona resulte legislativamente fácil de compensar cuando se produzca un aumento de las poblaciones en otra región distinta. Por poner un ejemplo, atender a una catalogación tan global podría llevar a la desaparición silenciosa de una subespecie simplemente por el hecho de que no haya sido reconocida como tal. Recordemos, además, que los genes están tan diluidos que la tarea para su identificación y clasificación presenta muchas complejidades.

Inciso › Aunque bajo otras circunstancias, un ejemplo muy claro de la importancia de asignar un nombre específico a un animal y de su reconocimiento como una subespecie aparte, es el caso de la quagga, una variedad única de las cebras de planicie, también exterminada en el continente africano en el siglo XIX. Como en aquel momento a todas las cebras, sin ningún tipo de precisión, se les llamaba «quagga», hizo pensar que todavía quedaba representación viva de aquella subespecie, pero la realidad era que ya había desaparecido definitivamente. La confusión generada por este uso indiscriminado del término, también pudo haber impedido que se tomaran medidas urgentes para proteger a las últimas poblaciones.

Entonces, ¿en qué lugar queda el llamado león del Cabo?
Estudios iniciales

La duda de si realmente el león del Cabo (Panthera leo melanochaitus) representa o no una subespecie diferenciada, ha sido una constante a lo largo del tiempo. Los primeros autores creyeron que su morfología podía justificar su distinción como subespecie e, incluso, ser una seña para identificarlos. Sin embargo, ahora se sabe que el color y el tamaño de la melena de los leones está influenciado por varios factores extrínsecos, incluyendo la temperatura ambiental, la edad y la cantidad de testosterona. Según esto, una gran melena se desarrollaría en lugares más fríos, eso significa que los zoológicos europeos y norteamericanos son “marcadores” inapropiados para identificarlos, haciendo inútil cualquier campaña para la recuperación de la subespecie a través de los posibles descendientes cautivos.

A diferencia del león localizado en el Atlas (Panthera leo leo), los resultados de estudiar la información genética no apoyan la diferenciación del león del Cabo. En caso de considerarse esta conclusión, parece bastante probable que el león del Cabo no fuese una población distinta filogenéticamente, sino la población más austral del león del sur de África. No obstante, el estudio filogenético de esta posible subespecie presenta un problema de raíz al conservarse muy pocos especímenes –apenas unos escasos restos de esqueletos son conocidos– como para obtener resultados significativos.

Estudios recientes

(*) Las últimas publicaciones de estudios filogenéticos muestran que la división tradicional entre león asiático y el africano como distintas subespecies es insostenible. En 2017, el Grupo de Trabajo de Clasificación de Felinos de la UICN publicó, basándose en estos análisis, una nueva clasificación taxonómica: Panthera leo leo › para los leones de Asia, junto a las poblaciones de África localizadas en el Oeste, Centro y Norte –esta última referida al león del Atlas, actualmente extinto en la naturaleza (EW)–; y Panthera leo melanochaita › para los del Este y Sur de África. A pesar de que con esta nueva clasificación quedan identificadas varias divisiones regionales de gestión, siguen reconociéndose únicamente dos subespecies de león.

Morfología

Todos podemos imaginar fácilmente un león, formarnos una imagen genérica de su morfología. Aparte del tigre asiático, ellos son los felinos vivos más grandes del planeta. Presentan una poderosa masa muscular, con robustas y cortas patas, unas grandes garras retráctiles y hombros que se elevan ligeramente sobre la línea del lomo cuando caminan. La cola, extremadamente larga en proporción a su tamaño y acabada en un penacho de pelo, les proporciona el centro de equilibrio en sus movimientos. Los machos adultos pueden alcanzar una altura de hasta 1,25 m y más de 2 m de largo, siendo las hembras algo más pequeñas.

Presenta un color monótono, amarillento en la parte del lomo y los laterales, con un tono blanquecino y brillante en las partes del pecho, vientre y el interior de las patas. Como es sabido, los machos adultos tienen una densa melena de pelo rojizo oscuro alrededor del cuello extendiéndose entre la garganta y las patas anteriores, llegando a cubrir hasta el pecho en los leones del desierto.

Sin embargo, Panthera leo melanochaitus presentaba algunas características muy particulares, lo que en un principio le dio el estatus de subespecie. Estas consistían en el desarrollo de una enorme y densa melena negra con el borde bien definido que se extendía hasta el vientre, siendo la subespecie más grande y que mostraba, en general, la coloración más oscura. También se le atribuye lo que comúnmente se denomina como “cabeza de bulldog”, con una línea facial mucho más deprimida entre los ojos y grandes y puntiagudas orejas acabadas en negro.

Hábitat

Los leones habitan cualquier tipo de hábitat distinto del bosque, desde el desierto y árido Karoo hasta praderas, sabana y zonas arbustivas de valles y montañas. La habitabilidad de una zona se mide por la disponibilidad de agua y el número de lugares desde los que puede acechar y atacar a sus presas. Los pastizales altos, matorrales y la sombra de árboles y rocas, son necesarios para vigilar a las presas así como ofrecer un lugar de descanso durante los días calurosos.

La distribución geográfica del supuesto león del Cabo es desconocida, se cree que estaba presente a través de la provincia del Cabo, extendiéndose más allá de Natal –dato que posteriormente se ha cuestionado–. Existen pruebas que sugieren su presencia en el interior de la parte oeste de la Provincia del Cabo. Es probable que las regiones de la Costa Este, separadas en los planos norte y este de la Ciudad del Cabo por la cordillera montañosa conocida como Sierra Este, pudieron haber sido habitadas por alguna subespecie de Panthera leo. La razón de esta falta de información recae en que, desde el momento en que se describió la subespecie hasta que se extinguió, transcurrieron 20 años escasos.

Las fuertes amenazas

El momento exacto de la extinción del supuesto león del Cabo no está claro, sin embargo, parecen haberse vuelto raros hacia la década de 1850, hasta su probable desaparición en algún punto de la década de 1860. El general Bisset, destinado a proteger las líneas inglesas en Sudáfrica, ensalza sus proezas de guerra y caza en el libro Fighting and hunting in South Africa, Sport and War or recollection of fighting and hunting in South Africa from years 1834 to 1867, en el que relata como en la provincia de Natal, en 1865, mataba al último león del Cabo del que se tiene constancia.

Las amenazas que sufrió el león del Cabo hasta su extinción son las mismas que permanecen hoy sobre los leones actuales: la disminución de presas y la invasión del hábitat se unen a la causa que más presión ha ejercido siempre sobre el león: el conflicto hombre-vida salvaje (HWC, por sus siglas en inglés). Sin olvidar dos amenazas adicionales que están directamente relacionadas con el comercio: la caza de trofeos y el aumento del tráfico de hueso de león o de otras partes del animal. Esta comercialización conlleva una realidad espeluznante muy bien retratada por el zoólogo Fernando González Sitges: «Cuando el mercado ilegal de partes del cuerpo de los tigres para abastecer las farmacias de medicina tradicional asiática se quedó sin suministro por la caída en picado de todas las especies de tigre, sus intereses se centraron en los leones». «El aumento del tráfico de huesos de león para abastecer el mercado chino –donde se venden para mejorar la potencia sexual– está acabando con los pocos que quedan. Y, además, ha dado lugar a un inquietante negocio “legal”: las granjas de leones».
[Más info: xlsemanal.com]

Hoy en día, este conflicto entre humanos y vida salvaje es uno de los principales retos para la conservación de los leones. Por un lado, incluye pérdida de cultivos, depredación de ganado, transmisión de enfermedades y, raramente, muertes humanas. Por otro, las poblaciones salvajes de animales sufren un impacto negativo debido a la posible traslocación, lesiones y las represalias que pueden experimentar, dado que en muchas ocasiones se les mata por venganza. El aumento de las poblaciones humanas, la invasión de sus áreas naturales y la caza de presas ha aumentado la probabilidad de ocurrencia del HWC. Generalmente este conflicto atañe a los grandes carnívoros debido tanto a sus necesidades territoriales y alimenticias como a su capacidad de herir y matar, tanto al ganado como a los humanos. En comparación con otros depredadores, los leones son particularmente vulnerables a las muertes por represalia dada su facilidad para rastrearlos.

Comportamiento: manada, estrategias y la jerarquía del ‘Rey’ de la sabana

Los leones son animales predominantemente nocturnos, pero sus horas de actividad pueden extenderse de acuerdo a la abundancia de presas. El resto de las horas del día las pasan descansando, bajo la sombra de la vegetación en los días calurosos, y sobre bancos de arena o grandes rocas en los días más fríos, tampoco es raro que trepen a los árboles para descansar en las ramas o alcanzar la presa almacenada por algún leopardo. Es la única especie de la familia de los félidos que está socialmente unida y caza en grupos sociales.

Estos animales son fuertemente temperamentales y tienden a mantenerse lejos de los sonidos artificiales de origen antropogénico, aunque después de un tiempo pueden acostumbrarse a ellos y perder el miedo.

Los leones son cazadores estratégicos, es decir, que planean sus ataques con ventaja. Sus tácticas varían dependiendo del tamaño del grupo y de su orden social. La estrategia básica consiste en enviar un grupo de individuos específicos para alertar a las presas, mientras otros individuos acechan las rutas de huida de éstas para preparar una emboscada, por lo que la mayoría de las persecuciones son cortas.

Hay una estricta jerarquía en cuanto a alimentarse de una pieza cazada. El macho alfa se alimenta el primero, atacando a cualquier presa o juvenil que se precie como intruso. Las segundas en la línea son las hembras alfa y beta y sus crías, y, solo entonces, es cuando los juveniles pueden alimentarse. La flexibilidad de este orden depende del tamaño de la presa. Sin embargo, el núcleo de la manada lo constituye un grupo de hembras emparentadas (alfa y betas) y su descendencia, siendo la hembra alfa quien lidera, dominando a los machos, hembras beta y juveniles. Los machos se consideran parte de la manada, pero de forma transitoria, puesto que solo se unen a ella por un periodo de tiempo llamado «tenencia». Los miembros de la manada no siempre están juntos sino que se dividen en pequeños grupos basándose en el estatus reproductivo y la edad, y se dispersan dentro de su territorio.

Las crías dependen de la madre durante al menos dos años, tras este periodo, la leona entra en celo y el futuro de su ya crecida descendencia dependerá de su sexo: dos tercios de las hembras se mantendrán en la manada de su madre, mientras que todos los machos serán expulsados para convertirse en nómadas. Estos machos suelen formar grupos y, cuando uno de ellos es lo suficientemente fuerte como para expulsar al macho residente de una manada, tomará el control y producirá su propia descendencia.

La reproducción es una consecuencia directa de la densidad de presas, pudiendo nacer los cachorros en cualquier momento del año, por lo que no hay una época de reproducción acotada. El cortejo del macho se produce cuando detecta el celo de la hembra, quienes pueden alcanzar este estado a la vez. El apareamiento dura entre 2 y 4 días con cópulas cada 20 minutos. Durante este tiempo, las leonas ovulan entre 2 y 3 veces por hora y, en ocasiones, se reproducen con distintos machos, resultando crías de distintos padres en una misma camada. Solo el 20 por ciento de las cópulas es exitosa. Las camadas suelen ser de entre 2 y 6 crías, que nacen tras 110 días de gestación y se esconden en una madriguera durante 6 o 7 semanas antes de unirse al grupo. La manada establece una guardería para que estén constantemente vigilados por una o dos leonas adultas, intercambiando las crías entre diferentes madres. A partir de los 5 meses, los cachorros acompañan en algunas de las cacerías, pero no es hasta los 10 meses cuando empiezan a cazar de manera efectiva, consiguiendo la independencia de la madre entre los 14 y 18 meses. La mortalidad de las crías es extremadamente alta, llegando a superar el 67 por ciento en el primer año de vida. Son presas de leopardos, hienas, chacales y leones macho adultos. La máxima esperanza de vida de los leones en la naturaleza es de 16 años.

Documentación: Nerea Navarro. Redacción: Amaya Oyón.

Fuentes de consulta

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Gatta, M. (2016) Population structure, hame ranges and movements of Nairobi National Park lions (Panthera leo melanochaita) in relation to livestock depredation. Leiden University, [online].

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Miller, S., Riggio, J., Funston, P., Power, RJ., Williams, V., Child, MF. (2016) A conservation assessment of Panthera leo. In Child MF, Roxburgh L, Do Linh San E, Raimondo D, Davies-Mostert HT, editors. The Red List of Mammals of South Africa, Swaziland and Lesotho. South African National Biodiversity Institute and Endangered Wildlife Trust, South Africa. Disponible en: researchgate.net

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Yamaguchi, N. (2000) Barbary and Cape Lions: Their Phylogenetic Places and Conservation. Disponible en: tigertouch.org

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PRÓXIMAMENTE: el León del Cabo en imágenes

Pronto podrás visitar nuestra galería histórica para acercarte un poco más a la fauna perdida de los últimos tiempos a través de una recopilación de material documentado compuesto por ilustraciones y fotografías de diferentes épocas.

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